Iglesia Nueva Apostólica: Creencias y Qué Es

Este artículo explora la Iglesia Nueva Apostólica (INA), un movimiento religioso del siglo XIX que se autoproclama la única vía legítima para la salvación. Analizaremos sus creencias centrales, incluyendo su insistencia en una sucesión apostólica moderna y la autoridad exclusiva de sus apóstoles para el perdón de pecados y la administración de sacramentos.

Examinaremos cómo la INA interpreta las Escrituras para justificar su sistema de salvación basado en obras y ritos específicos, diferenciándose significativamente de la doctrina de la gracia por la fe del cristianismo tradicional. Se analizarán las implicaciones de sus enseñanzas sobre el bautismo, el Espíritu Santo, y la posibilidad de influir en la salvación de los muertos a través de sus prácticas. Finalmente, se discutirá por qué la INA es considerada por muchos como un culto.

Índice

Orígenes e Historia de la Iglesia Nueva Apostólica

La Iglesia Nueva Apostólica (INA) surgió en Alemania a finales del siglo XIX, con raíces en el movimiento de la restauración apostólica. Su fundador, Friedrich Krebs, comenzó a predicar en 1863, basando su mensaje en la creencia de una necesaria restauración de la oficina apostólica original. A partir de este núcleo inicial, la INA experimentó un crecimiento gradual, estableciendo una estructura jerárquica con apóstoles, evangelistas, y obispos, que siguen un linaje sucesorio desde Krebs. Esta estructura jerárquica es central a su identidad y creencias, dando a los apóstoles una autoridad suprema en materia de doctrina y administración. A lo largo del siglo XX, la INA se expandió internacionalmente, estableciendo congregaciones en varios países de Europa, América, África y Australia. Sin embargo, su historia también ha estado marcada por divisiones y disputas internas sobre liderazgo y doctrina, lo que ha resultado en la formación de grupos escindidos. La INA actual mantiene su insistencia en la sucesión apostólica como un elemento clave de su identidad y legitimidad.

La Sucesión Apostólica y la Autoridad de los Apóstoles

La Iglesia Nueva Apostólica (INA) basa su estructura y autoridad en la creencia en una sucesión ininterrumpida de apóstoles desde los tiempos bíblicos hasta el presente. A diferencia de la mayoría de las denominaciones cristianas, la INA afirma que esta línea apostólica es esencial para la correcta interpretación de la Biblia y la administración válida de los sacramentos. Esta sucesión, según su doctrina, garantiza la autenticidad de sus enseñanzas y la eficacia de sus ritos.

Para la INA, los apóstoles modernos poseen una autoridad espiritual exclusiva, considerándose la única vía legítima para el perdón de pecados y la recepción del Espíritu Santo. Este concepto de autoridad centralizada contrasta con la teología de muchas otras iglesias cristianas que enfatizan la autoridad de las Escrituras y el acceso directo a Dios a través de la fe en Jesucristo. Se argumenta que solo a través de estos apóstoles se puede acceder plenamente a la gracia divina y alcanzar la salvación. Esta autoridad se extiende a la interpretación doctrinal, la administración de sacramentos y la dirección espiritual de los miembros de la iglesia.

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Creencias Centrales: Salvación y el Papel de las Obras

La Iglesia Nueva Apostólica (INA) presenta una visión de la salvación significativamente diferente a la comprensión tradicional del cristianismo. A diferencia de la creencia en la salvación por gracia a través de la fe en Jesucristo, la INA enfatiza un sistema de salvación basado en obras y en la estricta observancia de sus ritos y enseñanzas. La recepción del Espíritu Santo, por ejemplo, solo es posible a través de la imposición de manos de un apóstol de la INA, no siendo considerada válida la experiencia del Espíritu Santo fuera de su estructura jerárquica. Este requisito, junto con el bautismo en agua y la continua obediencia a las doctrinas de la iglesia, son considerados esenciales para alcanzar la salvación.

Este sistema conduce a un proceso escalonado de crecimiento espiritual, con etapas y niveles que la INA define, incluyendo el concepto de primogénito, una doctrina que no encuentra fundamento en las Escrituras canónicas. La salvación, por lo tanto, no se considera un acto único de fe, sino un proceso continuo sujeto a la obediencia a la autoridad apostólica y al cumplimiento de los requisitos impuestos por la iglesia. Este enfoque en las obras y en una jerarquía eclesiástica exclusiva es fundamental en la teología de la INA y constituye una marcada desviación de la doctrina cristiana tradicional.

Sacramentos y Ritos de la INA

Los sacramentos de la Iglesia Nueva Apostólica son administrados exclusivamente por sus apóstoles y ministros ordenados, y son considerados esenciales para la salvación. El bautismo con agua, administrado por inmersión, simboliza la muerte y resurrección con Cristo, siendo un requisito indispensable para la membresía. La recepción del Espíritu Santo, también administrada por un apóstol, se considera un paso crucial, marcando el inicio de una vida espiritual plena dentro de la comunidad. La Santa Cena, o comunión, es celebrada regularmente y se entiende como una renovación de la alianza con Dios y una participación en la muerte y resurrección de Jesús. Estos ritos, junto con la confesión de pecados al ministro, son considerados vitales en el proceso de santificación.

Además de los sacramentos principales, la INA observa otros ritos y prácticas, como el sello del Espíritu Santo, que sigue al bautismo y la recepción del Espíritu Santo, y se considera una confirmación espiritual. También realizan servicios de oración por los difuntos, creyendo que pueden influir en su destino espiritual. La obediencia a las enseñanzas de los apóstoles y la participación activa en los servicios religiosos forman parte integral de la vida religiosa en la INA, convirtiéndose en un elemento central en la búsqueda de la salvación según su teología. La observancia fiel de estos ritos y sacramentos es importante para el progreso espiritual dentro de la jerarquía de la iglesia.

Interpretación de la Biblia y Doctrinas Distintivas

La Iglesia Nueva Apostólica (INA) se distingue por su interpretación particular de la Biblia, seleccionando pasajes para sustentar sus doctrinas y obviando aquellos que las contradicen. Esta hermenéutica selectiva permite justificar la centralidad de la autoridad apostólica moderna y la necesidad de la mediación de los apóstoles para el perdón de pecados y la recepción del Espíritu Santo, conceptos que difieren significativamente de la interpretación tradicional protestante y católica. La idea de la sucesión apostólica ininterrumpida, clave en su teología, no se basa en una lectura literal de las Escrituras, sino en una interpretación alegórica que otorga a sus líderes una autoridad única y exclusiva para administrar la salvación.

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Un ejemplo de esta interpretación distintiva se encuentra en su doctrina de la salvación, que no se limita a la gracia divina a través de la fe en Jesucristo, sino que incluye la obediencia estricta a las enseñanzas y ritos de la INA. Esta visión, que podría calificarse como una forma de salvación por obras, se manifiesta en la importancia que otorga a los sacramentos administrados exclusivamente por sus apóstoles, y a la consecución de etapas espirituales jerárquicas, incluyendo el concepto de primogénito, ausente en las Sagradas Escrituras. La INA adapta, por tanto, la Biblia a sus propias estructuras de poder y sistema de creencias, creando una teología que se desvía considerablemente de la comprensión bíblica mayoritaria. Finalmente, sus creencias sobre la posibilidad de influir en la salvación de los difuntos mediante oraciones y ritos también se sustentan en una lectura particular de los textos sagrados, ignorando la mayoría de las perspectivas tradicionales sobre la vida después de la muerte.

Diferencias con el Cristianismo Tradicional

La Iglesia Nueva Apostólica (INA) se desvía significativamente del cristianismo tradicional en su comprensión de la salvación. Mientras el cristianismo ortodoxo enfatiza la salvación por gracia a través de la fe en Jesucristo (Efesios 2:8-9), la INA incorpora un sistema de méritos que requiere obediencia a sus ritos y enseñanzas, administradas exclusivamente por sus apóstoles. Esta dependencia de una jerarquía específica para acceder a la gracia divina contrasta con la creencia generalizada en el acceso directo a Dios a través de Cristo.

Otra divergencia importante radica en la doctrina del Espíritu Santo. El cristianismo tradicional ve al Espíritu Santo como una presencia constante y omnipresente, disponible para todos los creyentes. En contraste, la INA limita la recepción del Espíritu Santo a la administración de un apóstol de la iglesia, restringiendo así su acceso y contradiciendo la promesa bíblica de su derramamiento sobre todos los que creen (Hechos 2:38). Similarmente, la INA difiere en su interpretación del bautismo y el perdón de pecados, presentando una visión que depende intrínsecamente de su estructura jerárquica y no de la fe individual en Cristo. Finalmente, la creencia de la INA en la posibilidad de influir en la salvación de los muertos a través de ritos y oraciones post-mortem no encuentra paralelo en la teología principal del cristianismo.

Crítica y Controversias en torno a la INA

La Iglesia Nueva Apostólica ha enfrentado críticas significativas por su exclusivismo salvífico, afirmando ser la única vía legítima para la salvación y rechazando la validez de otras denominaciones cristianas. Esta postura excluyente ha generado controversia, especialmente considerando la diversidad de interpretaciones y experiencias espirituales dentro del cristianismo. La insistencia en la autoridad exclusiva de sus apóstoles modernos, sin una base bíblica clara, también ha sido objeto de cuestionamiento, ya que contradice la enseñanza bíblica sobre el sacerdocio de todos los creyentes.

La doctrina de la salvación por obras, combinada con una interpretación selectiva de las escrituras, ha sido duramente criticada por teólogos y eruditos bíblicos. Se argumenta que esta perspectiva distorsiona el mensaje central del cristianismo, que enfatiza la gracia gratuita de Dios a través de la fe en Jesucristo. La práctica de ritos específicos administrados únicamente por sus apóstoles para la recepción del Espíritu Santo, el perdón de pecados y la progresión espiritual, también ha sido señalada como una manipulación de la fe y una posible fuente de control sobre sus miembros. Finalmente, la creencia en la influencia de oraciones y ritos sobre la salvación de los difuntos se aleja de la comprensión tradicional cristiana de la muerte y la vida eterna. Estas controversias han llevado a muchos a considerar a la INA como un movimiento sectario con prácticas cuestionables.

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Conclusión

La Iglesia Nueva Apostólica, a pesar de su pretensión de ser una restauración del cristianismo primitivo, presenta una teología significativamente divergente de la tradición cristiana ortodoxa. Su énfasis en una sucesión apostólica moderna y una autoridad exclusiva para la salvación, unido a la doctrina de la salvación por obras y una interpretación selectiva de las Escrituras, genera preocupaciones teológicas importantes. La exigencia de ritos específicos administrados únicamente por sus apóstoles para alcanzar la salvación, incluyendo la recepción del Espíritu Santo, contrasta con la doctrina de la gracia gratuita y universalmente accesible en la mayoría de las denominaciones cristianas.

En última instancia, la evaluación de la Iglesia Nueva Apostólica depende de la perspectiva teológica del observador. Si bien sus miembros encuentran significado y propósito en su sistema de creencias, las divergencias doctrinales significativas con el cristianismo tradicional, particularmente en temas centrales como la salvación y la autoridad, llevan a muchos a considerarla una desviación, o incluso un culto. La investigación individual y una comparación cuidadosa con las Escrituras y la tradición cristiana son esenciales para una comprensión completa y una evaluación informada de sus enseñanzas.

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